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El héroe épico clásico: la fuerza de la libertad (página 2)




Enviado por Amira J. Köllrich



Partes: 1, 2

Allí esperó a los persas un
ejército compuesto por 300 hoplitas espartanos (a los que
hay que sumar otros 600 ilotas, pues cada espartano llevaba dos
siervos a su servicio), 500 de Tegea, otros 500 de Mantinea, 120
de Orcómeno y 1.000 hoplitas del resto de Arcadia: 400 de
Corinto, 200 de Fliunte, 80 de Micenas, 700 tespios y 400
tebanos, además de 1.000 focenses y todos los locros. Por
tanto, los lacedemonios o espartanos constituían una de
las fuerzas más pequeñas, pero debido a su
reputación y a ser los únicos soldados
profesionales, los demás griegos delegaron en ellos de
forma espontánea el mando del contingente. Según
las fuentes clásicas griegas, los soldados persas
conformaban un ejército que oscilaba entre los 250.000 y
el millón de efectivos, Heródoto incluso lo eleva a
varios millones de soldados.

En el caso de Martín Fierro, se trata del
representante del gaucho argentino. La época en la que
vivió se caracterizó por ser época de
escándalos y negocios de tierras, en la que el gobierno
repartía los mejores campos fiscales de la provincia de
Buenos Aires favoreciendo a los jefes del gobierno
porteño.

Buenos Aires estaba viviendo un período de
progreso, de crecimiento, europisismo y yanquisismo nacional,
donde el gaucho y nativo de nuestro suelo era injustamente
perseguido y tratado. Perdieron así su libertad, su
independencia económica, su libre albedrío, su
espíritu señorial, su condición de hombres
libres, su establecimiento en la tierra que los vio nacer y que
ellos ayudaron a independizar.

La clase social gaucha estaba, para éste
entonces, condenada a muerte por la falta de compasión de
los gobiernos llamados "civilizados y cultos", cuyas
ideologías principales fueron Mitre y Sarmiento. Luego de
la batalla de Pavón, en 1861, se imponen los ideales
civilizadores de los liberales porteños. Asume al poder
Mitre, y se comenzó a luchar contra los montoneros en el
interior y contra los indígenas en la frontera. Es bajo el
gobierno de éste último cuando más fuerte,
perseguido y aniquilado es el gaucho. Por orden de él, los
prisioneros gauchos fueron enviados a la frontera. Lo sucede
Sarmiento, y se produce la Guerra de la Triple Alianza contra
Paraguay. Se alían Brasil, Argentina y Uruguay, con apoyo
de Gran Bretaña. Esta guerra produjo una grave crisis
económica y social. Los gauchos deben pelear en la
frontera, y hacen una transformación de hombre libre a
peón asalariado de terratenientes. Como definición
de nación, en el siglo XIX, surgen dicotomías, como
por ejemplo, Unitarios vs. Federales, cuidad vs. campo, Europa
vs. América, civilización vs. barbarie.

Sarmiento practicaba una política antigauchesca
ilegal e inhumana. El progreso era la ley de la época,
signo de éste tiempo e impulsó a nuestro
país a tratar de imitar a los países potencias
modelos. Como consecuencia nuestras tierras deben poblarse de
inmigrantes de otras tierras; el trigo debe suplantar el cardo y
la paja brava; pero todo eso debería hacerse sin el
aniquilamiento del gaucho. Pero los liberales son capaces de
hacerlo.

Los defensores de la cultura gauchesca sostienen que si
la tierra que se le conquista al indio, favorece a toda la
República, es injusto que el gaucho sea el único en
pelear por ella, cuando ni siquiera se queda con una parte de la
tierra. Por eso, los hombres de esta ideología niegan al
gobierno, el derecho de vender las tierras públicas,
proponiendo que sean divididas y entregadas gratuitamente a los
que la trabajen. Dándole no solo la posibilidad al gaucho,
de trabajar la tierra sino también de convertirse en un
hombre del progreso como el resto de la sociedad.

Pero Mitre, Avellaneda y Sarmiento, no hicieron caso a
los pedidos gauchescos y venden las tierras públicas, a
las autoridades porteñas y fundan en forma definitiva el
gran grupo

De la aristocracia argentina. Ésta
política de los hombres progresistas hará que
ochenta años después el país tenga un 75% de
sus agricultores que no son los dueños de las tierras que
trabajan.

Los liberales, con sus ideas formadas de la
política romántica, tuvieron como meta eliminar la
barbarie (gauchos) y civilizar el país, poniéndolo
al nivel de las naciones avanzadas del momento. Sus vidas, que
hasta ese momento se basaban en la tradicional, en la simplicidad
criolla, fueron dejadas de lado al elegir la forma de vida
europea. El lujo es parte de la cotidianidad porteña.
Quedando así, los valores cambiados, ya que a partir de
ahora, la admiración a lo tradicional y a la tierra y la
defensa de la libertad son llamadas Barbarie y a los
héroes que arriesgan su vida por esa libertad se los llama
bandidos.

El programa seguido por Sarmiento, Mitre y Avellaneda,
se caracterizaba en lo político por la organización
de un Estado Nacional fuerte y reconocido como autoridad suprema
y legítima para lo que era necesario:

  • Imponer su autoridad a los gobiernos provinciales,
    acabando con los caudillos federales.

  • Extender su soberanía a todo el territorio,
    terminando con las fronteras interiores que dividen las zonas
    dominadas por indios y blancos.

  • Civilizar siguiendo el modelo europeo o
    norteamericano

  • Fomentar la inmigración para poblar el
    desierto, acelerar el proceso civilizador y el desarrollo
    económico.

  • Desarrollar la economía trayendo los
    capitales extranjeros.

Hacia la segunda mitad del siglo XIX, la
situación cambió. La actividad ganadera
hacía necesaria la incorporación de nuevas tierras
para ponerlas a producir y así dar respuestas a las
demandas del mercado internacional. El "desierto", como se
llamaba a la tierra ocupada por los indígenas del sur de
la provincia de Buenos Aires tenía miles de
hectáreas disponibles. La finalización de la Guerra
del Paraguay y de los levantamientos de los caudillos
hacía posible pensar en resolver "el problema del indio",
autor de constantes malones contra la hacienda criolla. La
primera etapa comienza en abril de 1876, cuando Alsina, ministro
de Guerra y Marina, empieza a ampliar la frontera. Su obra se
caracterizó por la singular construcción de una
zanja para impedir y/o dificultar el acceso de malones o
invasores indígenas. La zanja se extendió desde
Italo, al sur de Córdoba, hasta Bahía Blanca,
contando con una extensión de 500 Km que fueron cavados en
dos años. Dicho proyecto incluía fortines que se
erigieron cada cinco kilómetros.

Al morir Alsina en 1877, Roca asume su cargo. Su plan,
opuesto al de Alsina, consistía en aplicar una
táctica ofensiva llevando la guerra al territorio
indígena a través de un avance general. El plan
de Roca
se desarrolló en dos etapas. En la primera,
distintas columnas realizaron ataques sorpresivos junto con
exploraciones de reconocimiento del territorio para organizar la
expedición. La etapa final, en 1879, se planeó con
un avance general y definitivo sobre la línea del
río Negro realizado por cinco columnas en forma
simultánea.

Desarrollo

La película comienza presentándonos a
Leónidas a la edad de siete años, cuando los
niños espartanos debían ser llevados a la
lerché donde los entrenaban para convertirse en los
grandes guerreros por los que se caracterizaba la
civilización. Allí es sometido a terribles castigos
y pruebas de una increíble dificultad. También
podemos apreciar su encuentro con un lobo salvaje, en medio de
una noche invernal. La estrategia utilizada para inmovilizar al
animal es la misma que utilizará para detener la
invasión de los persas. En ambos casos se ayuda de la
geografía de las Termópilas, que presenta un
angosto desfiladero. En el caso del lobo lo que hace es meterse
por ese pasillo, haciendo que el lobo lo persiga; debido a la
angostura del camino y al tamaño del animal, este en
algún momento quedará trabado y así
permanecerá inmóvil para que el joven pueda acabar
con él. En cuanto a los soldados enemigos, esta
característica del lugar anuló la superioridad
numérica persa; además, la mayor protección
espartana les permitiría aguantar los envites persas y el
mayor tamaño de sus lanzas podría darles suficiente
ventaja en una lucha cuerpo a cuerpo. Martín Fierro tiene
como estrategia matear siempre sobre el rancho para vigilar que
la policía no lo agarre, y de noche busca una guarida para
que no lo atrapen. No iba a ningún lugar sin su
facón, él lo define como su único amigo:
sabía que si tenía algún enfrentamiento, lo
necesitaría y podía estar seguro de que
ganaría debido a la habilidad que tenía con su
"arma". Solía quitarse las espuelas antes de un encuentro
con enemigos. También se arremangaba los calzoncillos
(como los llama) cribado que le llegaban hasta los tobillos para
no pisárselos durante este, se ajustaba la faja y probaba
el filo del cuchillo en una mata de paja. A continuación,
ataba el caballo al pasto para poder huir rápidamente en
caso necesario, pues bastaba dar un tirón a las riendas y,
finalmente, esperaba quitito y callado a que sus enemigos fueran
por él.

En ambas obras, las autoridades se oponen a los ideales
de los protagonistas pero aún así los dos se
mantienen firmes. Leónidas defiende la razón contra
la ignorancia o el misticismo, tanto de los éforos a los
que debe consultar e intentan desalentarlo como de los dioses de
los invasores. Todo parece indicarle que lo que está
haciendo va contra lo correcto, contra la ley pero él
aún así sigue adelante desobedeciendo a las
autoridades y sin importarle esto. Cuando la batalla parece estar
perdida no puede volver porque sería condenado por la
Gerusia y por los espartiatas, acusándolo de desobediencia
al oráculo. Es decir, de alguna manera se convierte en un
marginado, aunque si él hubiese ganado la batalla no
sería juzgado. Pero lo hecho, hecho está y no puede
permitirse volver. Debe enfrentar del mismo modo al
oráculo que pretende hacerlo retroceder y a los invasores
que traen creencias similares. De la misma manera se presenta
Martín Fierro: desobediente a las autoridades. Todo
comienza cuando no se presentó a votar en las
últimas elecciones, es decir, se reveló contra lo
que las autoridades querían que hiciera. Fierro
podría imaginarse que esta acción tendría
esas consecuencias, pero él se mantuvo firme a sus
ideales, no quería votar y no lo hizo. Como dice
él, debido a esto, "el juez lo tomo entre ojos" y por eso
fue llevado a pelear en las fronteras, no lo llamaron a cobrar
por que "no estaba" en la lista, y finalmente recibió un
castigo: fue estaqueado.

En su primer enfrentamiento con los indios, mata a un
hijo del cacique con el objetivo de defender su propia vida. Se
hace desertor cuando huye del cuartel y vuelve a su rancho, pero
ya no tiene nada. Su mujer se fue con otro hombre y no sabe donde
están sus hijos, aunque supone que pueden estar trabajando
en cualquier lugar. A partir de entonces, Martín Fierro se
convierte en un marginado. Su situación se agrava cuando
mata a un hombre en un baile, cuando alcoholizado provoca al
moreno. Más adelante, mata a otro hombre que lo
provocó a él. Acá es cuando comienza una
vida fuera de la ley, perseguido por la policía. En esa
circunstancia conoce a Cruz, uno de los integrantes de la partida
de policía que lo ha rodeado, pero al ver pelear a Fierro
con coraje y en desventaja, se pone de su lado. Tras este hecho,
nace una gran relación entre estos dos personajes, la cual
se conoce como la primera amistad varonil en la literatura
argentina. Esta amistad entre Cruz y Fierro está por
encima de todo y los ha salvado de peligrosas situaciones. Desde
su primer encuentro están siempre juntos recorriendo las
pampas. Cuando Cruz muere por la epidemia en la aldea de lo
indios, Fierro lo siente muchísimo dado que le
tenía un gran afecto, y le dedica los siguientes
versos:

"Ya conoce, pues quien soy;

tenga confianza conmigo;

Cruz le dio mi mano de amigo

y no lo ha de abandonar.

juntos podemos buscar

pa los dos un mesmo abrigo.

Andaremos de matreros

si es precioso pa salvar;

nunca nos ha de faltar

ni un güen pingo para
juir

ni un pajal ande dormir,

ni un matambre que ensartar."

De Leónidas podemos resaltar la importancia que
le da al compañerismo. Para él lo más
importante en una batalla es cuidar al compañero, que
también lo cuidará a uno. En su encuentro con
Jerjes, el rey persa, este dice que para él es más
importante la victoria que la vida de todos sus soldados. El
espartano, en cambio, dice que moriría con gusto por
salvar a cualquiera de sus hombres. Además de valorar a
cada uno de sus soldados por igual, se puede ver la confianza que
tiene en Dilios, a quien elige como mensajero para informar sobre
su inevitable derrota y la necesidad de preparar al
ejército, y es a él a quien le entrega el regalo
que su mujer le hizo para que se lo devuelva. También se
ve un vínculo especial con el Capitán, quién
ha llevado a su hijo a la batalla y por el cual Leónidas
se preocupa. Le asegura que no es necesario llevarlo pero el
Capitán le demuestra la lealtad que hay en su
relación, insistiéndole en que lo va a llevar
porque ya no es tan joven. Si bien amaban a sus hijos, apreciaban
más que su hijo fuera un excelente guerrero y que
estuviera entrenando lejos de ellos pero con esfuerzo para ser
cada vez mejores guerreros que tenerlos a su lado. Porque
tenerlos a su lado no implicaba nada, no era útil ni para
los padres, ni para sus hijos y mucho menos para Esparta. No
sufrían la separación cuando alguno de ellos
marchaba a la guerra, aún sabiendo que podían
perderlos, porque era un orgullo para un padre que su hijo diera
la vida por su pueblo. En cambio, Martín Fierro se
enfurece cuando vuelve a su rancho y ve que sus hijos no
están. Definitivamente no es un espartano, porque no puede
soportar estar más tiempo sin sus hijos y no puede
perdonar a aquellos que se lo llevaron y ocasionaron que
estuviera tanto tiempo lejos de ellos. Promete convertirse en una
fiera y vengarse de lo que le hicieron. Se imagina donde
estarán y cree que seguramente fueron enviados a trabajar.
Acá se puede ver un pensamiento absolutamente distinto
entre los espartanos y los gauchos. Los hijos de Fierro son
más grandes que los espartanos cuando eran llevados a la
lerché y, si bien no iban a recibir un buen trato debido a
su condición social, tampoco recibirían los crueles
castigos que se les daba a los jóvenes griegos. Aún
así Fierro se preocupa por sus chicos diciendo que no
están listos y sufre pensando donde estarán. Para
él, a diferencia de los espartanos, sus hijos son pichones
todavía y no cree que estén preparados para volar
lejos de él. Si bien lo que más desea es que
estén con él, se tranquiliza un poco convencido de
que el mayor nunca abandonaría al menor y desea que por lo
menos hayan sido encontrados por algún
cristiano.

Ya en la segunda parte del libro, el gaucho se
reencuentra con sus dos hijos y les deja su mensaje final como
enseñanza, porque no quiere que repitan sus errores. Les
aconseja estudiar, pero nunca creer que se sabe todo porque
siempre hay algo nuevo que aprender; ser leales a los amigos pero
no aprovecharse de ellos; confiar en Dios pero tener cuidado con
los hombres; hablar con fundamento y con sentimiento, no hablar
por hablar; no ser rencorosos y que cuando uno cree que tiene que
decir algo, lo diga porque no es bueno guardarse las cosas. Le
comenta que del ridículo nunca se vuelve y que la
confianza en uno mismo es el arma más útil del
hombre. Les recomienda respetar la ley, trabajar duro, ser
prudentes y no dedicarse a la bebida. Pide la unión de los
hermanos y el respeto por los ancianos, la vida de los hombres y
la mujer.

Fierro, además de distanciarse de sus hijos
cuando fue llevado a las fronteras, perdió también
a su mujer. Él la amaba y pese a que le llegaron rumores
de que se había ido con otro hombre, la perdona y la
justifica porque esta seguro de que necesitaba que un hombre la
mantuviera por él. Esa es la única estrofa en la
que se la menciona y se ve que en esa época las mujeres
eran dependientes de los hombres. Podemos sacar como
conclusión que la mujer no tenía un lugar en la
sociedad, no podían desenvolverse solas, no porque no
tuvieran las aptitudes sino porque los hombres no se lo
permitían. Aún así, con todos esos
prejuicios hacia la mujer establecidos en la sociedad,
Martín Fierro amaba a su mujer y la respetaba. En
ningún momento se ven actitudes machistas de su parte, ya
sea con su mujer o en el episodio de la cautiva. Allí
denota el sufrimiento de la mujer, el estado de
degradación. Además a pesar de las largas jornadas
en el desierto, no despierta otro sentimiento en Fierro que no
sea el de conmiseración y solidaridad. Él ni
siquiera considera a la mujer totalmente dependiente del hombre
porque para él no hay peor enemigo que la mujer despechada
o dolida, lo que quiere decir que una mujer de esas
características es más temible que un
hombre.

Además, aparecen otras dos clases de mujer: la
visión de la mujer sometida totalmente ante la voluntad
del hombre desde el punto de vista de Cruz, y la mujer como un
mal desde el viejo Vizcacha. La mujer de Cruz vivió lo
mismo que la mujer de Fierro: cuando su esposo fue llevado a la
frontera debió buscarse otro hombre para que la mantenga.
Sin embargo, la reacción de Cruz no fue la misma que la de
su amigo: él consideraba que su mujer tenía que
estar esperándolo porque el hombre es dueño de la
mujer. Es por eso que la buscó y la mató junto con
su nueva pareja. En cuanto a la mujer según Vizcacha
podemos decir que él las prejuzga, las hace ver como
traicioneras, no confiables, que de tener la oportunidad, van a
engañar o a jugarle una mala pasada al hombre.

En la Antigüedad pasaba algo parecido con la mujer.
La mujer no cumplía ningún rol, a excepción
de cuidar el hogar y a los niños. Sin embargo, Esparta era
distinta. Es por eso que cuando la reina Gorgo da su
opinión durante el encuentro con el mensajero de Jerjes,
este se sorprende de que una mujer hable ante los hombres. Ella
justifica su acción diciendo que la mujer es la que da
guerreros a Esparta, mostrando así la consideración
diferente que ambos pueblos tienen con la mujer. Además,
ella tenía una participación política
activa, ya que habló con dos integrantes del consejo para
permitirle ingresar a este y convencer al resto de los miembros
de enviar al ejército para ayudar a su marido. Por otro
lado, no todos los hombres las consideraban como su igual. La
reina es engañada por Theron, que le promete interceder en
lo que ella quiere lograr pero para eso debe someterse a sus
perversos deseos. Ante el consejo, el traidor Theron presenta los
hechos al revés, la acusa de haberlo provocado y la
humilla ante todos. Ella lo mata y en ese momento se descubre el
dinero que el enemigo había entregado al traidor para que
Esparta no combatiera. En este recinto la reina habla de la
justicia, el honor, el orden y las leyes que deben ser
respetados. Plantea la civilización como respuesta a la
barbarie. Leónidas deja un mensaje final de lucha por la
libertad, la justicia, la razón y la civilización,
contra la tiranía, la esclavitud y la oscuridad de las
antiguas creencias. Este mensaje será tomado por su
pueblo, que finalmente rechazará la
invasión.

En ambas obras, todo lo perteneciente al lado del mal es
mostrado con fealdad y aberración. En los persas se pueden
observar monstruos gigantes y desagradables a los cuales llevan
encadenados debido a su fiereza, animales gigantes y sumamente
violentos y hombres con feas máscaras que cubren sus
rostros debido a lo horribles que son. También en este
pueblo se ven todo tipo de deformidades físicas cuando el
mensajero va a hablar con Jerjes. En el Martín Fierro el
indio es el que comete las aberraciones. Es impresionante la
descripción del asesinato del bebé de la cautiva.
Los excesos en las bebidas y la violencia que esta genera. Las
"curaciones" durante la epidemia son un muestrario de horror y
salvajismo.

Tanto Leónidas como Martín Fierro
defienden la libertad: para los dos esta es el valor supremo. La
diferencia es que mientras uno es rey y piensa en su pueblo y la
lucha contra las tiranías y los invasores, el otro es
pobre y perseguido y piensa en su propia libertad y en la de los
que son iguales a él porque no quiere someterse a los
abusos de las autoridades.

Conclusión

Los ideales de los personajes permanecen en el tiempo y
son los que el hombre aún en la actualidad, 2600
años después de 300 y 130 años
después de Martín Fierro, continúa
buscando: la libertad, la lucha contra las tiranías, la
solidaridad, la ayuda a las personas que sufren. Los consejos que
el gaucho les da a sus hijos son consejos que actualmente siguen
vigentes. Lo mismo pasa con aquellos del viejo Vizcacha. Todos
son aplicables a ejemplos de la actual Argentina y principalmente
deberían ser dados a las personas que tienen el poder en
nuestro país. Por ejemplo:

El trabajar es la ley, Porque es
preciso alquirir; No se espongan a sufrir Una triste
situación: Sangra mucho el corazón Del que tiene
que pedir.

Debe trabajar el hombre Para ganarse
su pan; Pues la miseria, en su afán De perseguir de mil
modos, Llama en la puerta de todos Y entra en la del
haragán.

En la Argentina actual una de las problemáticas
más grave es el desempleo. Pero además,
también hay mucha vagancia: gente que en vez de buscar
empleo prefiere piquetear o vivir de planes de ayuda
social; lo peor es que se quejan si el gobierno pretende
quitarles ese dinero y además cada vez piden más
beneficios (aguinaldo, vacaciones, etc), porque si bien es justo
recibir un paliativo por parte del Estado cuando se esta pasando
una situación difícil para no caer en la indigencia
no se puede vivir a perpetuidad del gobierno.

Muchas cosas pierde el hombre Que a
veces las vuelve a hallar; Pero les debo enseñar, Y es
bueno que lo recuerden: Si la vergüenza se pierde
Jamás se vuelve a encontrar.

Esto es algo que se ve todos los días en la
televisión. Personas que con tal de conseguir fama y
dinero están dispuestas a todo, sin importarles caer en lo
ridículo, de lo cual no se vuelve.

Es siempre, en toda ocasión,El
trago el pior enemigo;Con cariño se los digo,
Recuérdenló con cuidado: Aquel que ofiende
embriagado Merece doble castigo.

Automovilistas que manejan embriagados. Médicos
que operan embriagados. Todos ponen en riesgo la vida del
prójimo, pero no les importa. También están
aquellos que por estar embriagados atacan a cualquier por la
calle sin que este les haya hecho nada.

"Hacete amigo del JuezNo le
dés de qué quejarse;Y cuando quiera enojarseVos te
debés encojer,Pues siempre es güeno tenerPalenque
ande ir a rascarse".

Esto se ve generalmente en los crímenes ocurridos
en las familias poderosas. Los más sospechosos son los
propios miembros de la familia, porque todos tienen algo que los
involucra. Sin embargo, siempre son lo últimos que la
justicia mira y en caso de ser culpables quedan en libertad o se
les busca algún artilugio jurídico para reducirles
su condena.

En cuanto a 300, creo que es comparable a la
situación mundial. En ese momento el imperio más
poderoso era Persia y pretendía decirle a los espartanos
que hacer con el agua y la tierra que estaba en su territorio.
Algo muy similar ocurre con la potencia más poderosa
actual: Estados Unidos, la cual pretende controlar la
situación económica y, por ende, la política
y social de los países subdesarrollados. Al ver que se les
oponían, Persia decide invadir y Esparta se opone,
enviando su ejército para detener la futura
invasión. Estados Unidos no lo hace explícitamente,
sino que busca (y muchas veces, inventa) una excusa para invadir
como fue en el caso de Iraq.

Estos ejemplos que son comparables a situaciones que nos
presentan ambas obras artísticas demuestran que en muchas
sociedades actuales faltan estos principios. La cultura
posmoderna se opone totalmente a las personalidades de
Martín Fierro y Leónidas, hombres valientes, que
luchan por sus ideales, no se rinden fácilmente, se
mantienen luchando aunque vean las cosas perdidas. Hay, si, una
diferencia entre los dos: Fierro aprendió que lo
posmoderno es malo gracias a la experiencia. Se dio cuenta de que
estaba desperdiciando su vida y convirtiendo su paso por ella en
efímero cuando no pudo compartir la infancia de sus hijos
con ellos, cuando perdió a su mujer, cuando pasaba sus
días alcoholizado. Pudo cambiar, finalmente, y
luchó para que sus hijos y las generaciones posteriores no
repitan estos errores.

Se necesita que aparezcan figuras como las estudiadas
para que nos indiquen el rumbo correcto. La cultura posmoderna
esta tan establecida en la sociedad que ya a nadie le
extraña esta manera Light que tiene la
mayoría de las personas: ya no nos asombra la
corrupción, el desempleo, la vagancia, los asesinatos, la
falta ley, de orden y de justicia y muchos menos nos va a
preocupar el ridículo, el deshonor, la desunión
familiar, la dependencia… Necesitamos los consejos de
Fierro y de Vizcacha, necesitamos la valentía y
determinación de Leónidas, porque en sus
épocas también se encontraban todas estas
problemáticas, pero ellos se enfrentaban a
ellas.

Lo que sucede actualmente, a diferencia de en las
épocas de los personajes trabajados, es que todos creemos
y estamos de acuerdo en lo mismo pero no actuamos y así
nada a cambiar. Por eso se necesita alguien que no tema
enfrentarse a decir lo que piensa y que sea firme en sus ideales;
alguien que luche por el bien común y no por el bien
propio; alguien a quien no le importe morir o ser castigado
cruelmente con tal de lograr sus objetivos.

 

 

 

Autor:

Amira J. Kollrich

amirakollrich[arroba]gmail.com

Partes: 1, 2
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